miércoles, 28 de septiembre de 2011

Conferencia de Pepe Baeza

El pasado lunes 26 de septiembre, Murcia contó con la presencia de un gran profesional, en una conferencia que duró una hora (desde las 19:30 hasta las 20.30) con su posterior debate. Estoy hablando de Pepe Baeza, uno de los iconos más importantes del fotoperiodismo en España. Durante muchos años Pepe Baeza ejerció como fotógrafo de prensa, hasta 1988, cuando pasó a ser editor gráfico en El Periódico de Catalunya y en El Observador. También trabajó de redactor jefe de fotografía en La Vanguardia. Actualmente es el editor gráfico de Magazine, y ha escrito un libro titulado "Por una función crítica de la fotografía de prensa".

Siempre es un placer poder escuchar a profesionales hablar de algo que a nosotros, particularmente, nos encanta. Como amante de la fotografía que me declaro ser, me dispuse a escuchar las palabras de este hombre que quiso, ante todo, exponernos el actual panorama del fotoperiodismo a nivel mundial, entendiendo fotoperiodismo como, por palabras del propio Baeza, “la fotografía documental inscrita en la prensa”.





Pepe Baeza quiso que tuvieramos dos ideas bien claras: la primera, que sigamos adelante si queremos dedicarnos al fotoperiodismo, porque es, como bien dijo él, “una de las profesiones más maravillosas que existen”; pero, por otro lado, consideró que debíamos ser conscientes de cuál es la situación actual de esta tarea en el marco profesional. Así, nos expuso una serie de problemas o dificultades que están haciendo del fotoperiodismo un trabajo muy poco valorado:
  • Desde el punto de vista económico: dificultades de financiación, recortes, apreturas...
  • Desde el punto de vista legal: posibles censuras, la indudable dificultad para obtener fotos en lugares violentos y peligrosos (como guerras), etc.
  • Y por último, y más importante, la propia descalificación del valor informativo de la fotografía.
Baeza nos contó una anécdota que refleja el desprestigio de la información documental o de investigación. Sucedió que, hace muchos años, ningún publicista quería publicar anuncios en su revista “Ojo de pez”, ya que se trataba de una revista sobre cultura para jóvenes, y no sobre tendencias o modas, lo cual daba a entender que no creían que se vendería, pensaron que ese tipo de revista no potenciaría sus ventas. Los anunciantes querían imponer los contenidos que debía tener la revista para un mayor beneficio propio, porque claro, ¿por qué iba a interesarles a los jóvenes una revista sobre cultura y ciencia?.

Explicó como ya desde los años 80 se decía que no había espacio en las revistas para la fotografía de investigación, y comenzaron a surgir las primeras opiniones en contra del fotoperiodismo, las cuales afirmaban que es una ocupación que no sirve para nada.

Baeza no podría estar más en desacuerdo, pues afirma que “parte del control del pensamiento y las conciencias depende del control de la fotografía”. ¿Cómo es posible que ciertos reportajes que son rechazados por los medios de comunicación después formen parte de los mejores festivales de fotoperiodismo? Esta claro que este divorcio entre los medios y la fotografía documental es un claro reflejo de que hay algo que falla en la prensa actual.

También nos mencionó la lista que realizó The Wall Street Journal con las profesiones con más futuro, donde el fotoperiodismo se encontraba en el puesto 187 de 200 que eran en total (curiosamente entre carnicero y bombero). 


Las palabras de Pepe Baeza no me dejaron indiferente, y me han hecho pensar en ello y hacerme varias preguntas. Sinceramente, me resulta realmente irónico que una labor como la de un fotoperiodista, que busca mostrar la realidad, esté tan desacreditada, tan mal pagada. La función de un fotógrafo documental es sacar verdades a la luz, mostrar con veracidad y sinceridad (siempre que no haya manipulación) las circunstancias que se viven en determinados lugares. ¿Por qué un fotógrafo que acude a una guerra para que el mundo entero pueda presenciar los horrores del conflicto, y que se juega la vida, no puede merecer que se valore como debería su trabajo? ¿Por qué hay personas que consideran que sus imágenes no sirven de nada, cuando el fotógrafo no ha hecho otra cosa que plasmar la realidad que tenía ante sus ojos?

Ser consciente de esta situación resulta verdaderamente triste. Ojalá todos los lectores reaccionaran; deberíamos ser capaces de dejar a un lado ese fotoperiodismo de servicios y dar paso a un fotoperiodismo libre y crítico, si es que queremos saber algo más que de moda, música o deportes; si es que queremos ser auténticos conocedores de las verdades que nos rodean y que los medios nos ocultan tras ese control y dominio que tienen sobre el periodismo fotográfico.

El consuelo que nos queda es que, a pesar de todo, se hacen cosas realmente grandes en el mundo de la fotografía documental, se hacen grandes fotos hasta de los grandes horrores del mundo, pero siempre con una finalidad clara: poder plasmar con mayor exactitud la realidad. Aunque el verdadero problema seguirá siendo su visualización, que todas las personas y los medios vean esas fotografías y las valoren como se merecen, y así la fotografía vuelva a ser considerada por todos como lo que es, una gran herramienta de testimonialidad.


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